foto Cristina Cabrero GarcíaFue una experiencia muy intensa y humanamente enriquecedora a todos los niveles, físico, emocional, mental y espiritual.

Desde el primer día que llegué me sentí imantada con aquella realidad. Estaba alegre, despierta y llena de vitalidad y energía. Me resulta muy difícil resumir en unas pocas palabras todo lo que pude ver, oír y sentir en el mes que pasé allá.  

Cada una de las personas con quienes tuve contacto y relación me enseñaron algo valioso. Me regalaron sus palabras, sus historias, sus sonrisas y abrazos. Todos me mostraron cariño y confianza.

Ante una vivencia tan rica e intensa también pude descubrir aspectos de mi misma que no conocía. Conecté más con mi interior a través del encuentro con tantas personas maravillosas. En mi convivencia diaria con los voluntarios bolivianos y españoles y también con quienes trabajé en las diferentes áreas del proyecto pude vivir de forma más sencilla y auténtica, con más cercanía y disposición hacía los demás, escuchar a los que necesitaban ser oídos, sin juicios, ofrecer empatía, comprensión y respeto, y sobre todo compartir más.

Sinceramente creo que todo ello me ha cambiado y renovado. Veo la vida diferente y ha reasignado valores a muchas cosas.

Un lujo descubrir a las personas que forman la gran familia Hombres Nuevos. Todos ellos son admirables por su compromiso de amor a las personas más desfavorecidas y un ejemplo a seguir si realmente queremos construir una sociedad más justa y humana. Especialmente el Padre Nicolás Castellanos creador de esta gran obra iluminada por la utopía. Merece agradecimiento infinito.

Doy gracias a todos por su aprecio y amabilidad. Allí les dejé un poquito de mi corazón y me traje la maleta llena de momentos especiales, imágenes, sonidos y sensaciones que guardo como algo muy valioso y bello. Estoy deseando volver tan pronto como pueda para seguir compartiendo tanto.

Invito a personas de cualquier edad y ocupación a vivir la experiencia, porque sin duda creo que les aportará mucho: aprenderán, crecerán, abrirán su mente y corazón, se renovaran y quizá (ese es el único riesgo) quieran retrasar su vuelta, o como yo, repetir cuanto antes.