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PREMIO PRINCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1998

Testimonios de Voluntariado

Conoce los testimonios de personas que como tú se han acercado a Hombres Nuevos a realizar un voluntariado con nosotros en Bolivia, aquí los tienes disponibles. Tu historia y tu experiencia, un ejemplo para los demás.

Recuerdos de mi estancia en Bolivia con Hombres Nuevos. Ana Belén Villaverde Amieva (Llanes, España 2023)

Recuerdos de mi estancia en Bolivia con Hombres Nuevos. Ana Belén Villaverde Amieva (Llanes, España 2023)

Algunos lugares parecen estar esperándonos, lo sabemos al llegar. “Te recogemos en el aeropuerto a tu llegada" en realidad quiere decir “te acogemos en el aeropuerto a tu llegada”. Sustancial diferencia que advierte ya el talante de esa familia que se hace Ilamar “Fraternidad Hombres Nuevos”.

Cualquier expectativa se vería superada de no ser porque llegué a El Palacio con la mente en blanco, y merced a ese gran acierto, los días que pasé encharcada en agua cruceña me han permitido disfrutar de la esencia y la salsa palaciega: magia mística que enriquece lo que allí sucede.

“Comienzan los relojes” en la avenida de Paurito, entre el bullicio de la ciudad que “maquina ruidosa sus prisas” y la discreta comunidad que arranca el día en oración: “Él, te librará de la red del cazador, (...) y debajo de sus alas, estarás seguro”.

El himno matutino precede el compás de versículos, “la intensidad”, “la vida”, “el cruce de horarios”, “la algarabía”, y en esa “calma infinita” la Fraternidad se reencuentra cada mañana unida en oración con el haz de “luz en su orilla”. Y en su orilla permanece hasta que las Vísperas renuevan el encanto que remata el día observando cómo se desplazan “los astros en el aire” cuando la Fraternidad descansa en familia.

Belleza tangible y espiritual, belleza antigua, nueva y camba. Sintonía de Alfredo y Nicolás que se asoma inequívoca a escuelas y templos y que en su peculiar “pantone chiquitano”, evangeliza en la educación y educa en la belleza al socaire del carisma agustiniano.

Familias con ojos expectantes y oídos de confianza que prestan entusiasmadas sus menesteres, sentires y saberes para juntas conformar ese encuentro parental Ilamado Familias Nuevas. Cotidiana y discreta belleza familiar que con esmero transmite sus valores y proyecta lo mejor de sí misma en el cuidado de los suyos. Familias que entusiasmadas reflexionan, observan, recapacitan, dialogan, crecen, se renuevan.

Fraternidad nueva, familias nuevas, hombres nuevos, mujeres nuevas, belleza nueva. Utopía, tan antigua y tan nueva que hasta parece alcanzable.

Reverbera con frescura la memoria y a cada paso me recuerda que ese lugar me esperaba. Lo había percibido al llegar, pero es ahora en la distancia, cuando esa sutil sensación transformada en sentimiento adquiere su cabal, copiosa y formidable dimensión. Una dimensión Nueva.

Mi Voluntariado en Bolivia. Eva Pagés Sola (Alicante, España 2023)

Mi Voluntariado en Bolivia. Eva Pagés Sola (Alicante, España 2023)

De vuelta a la realidad y sólo puedo decir que la sido una experiencia maravillosa. Viajé desde Dublín, Irlanda, hasta Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, casi 10.000 km de viaje para vivir una de las mejores aventuras de mi vida.

A veces es complicado creer la forma de vida tan distinta que tienen en otros países, como Bolivia. Es difícil aceptar, viniendo de dónde venimos, que muchos niños tengan que trabajar desde pequeños, que otros no tengan acceso a una vivienda digna, que las familias o las escuelas no tengan recursos para ayudarles a desarrollar todo su potencial o simplemente que no haya suficiente información o formación para ofrecer derechos fundamentales como el acceso a una Educación de Calidad, o para ser más exactos, una Educación Especial de calidad para niños y niñas diagnosticados con Trastorno del Espectro Autista. Mi labor en Hombres Nuevos de Cruz de la Sierra se centró precisamente en ello.

La acogida y estancia en la Fundación Hombres Nuevos fue realmente maravillosa. Aprendí mucho Santa escuchando y compartiendo con las personas que la mantienen a flote día tras día, mediante el trabajo en equipo con los voluntarios extranjeros, locales y su fundador, Mons. Nicolás Castellanos. Me quedé impactada al conocer todos los proyectos que la institución mantiene y la labor que Ilevan años realizando en Bolivia, especialmente en el Plan 3000. Un enorme trabajo en el ámbito de la educación y el motor de desarrollo de una sociedad con importantes necesidades, sobre todo en esta zona de Santa Cruz, que pasó de tener 3.000 a casi 400.000 habitantes en menos de cuarenta años.

Soy estudiante de Doctorando de la Universidad de Alicante en Investigación Educativa y trabajo como maestra en un aula de Autismo en Irlanda. Por ello, mi rol en Comunidades Educativas Hombres Nuevos se enfocó dentro del área de Educación Especial. Tuve la oportunidad de trabajar en dos colegios del Plan 3000, donde llevé a cabo evaluaciones a niños y niñas con necesidades especiales, con o sin diagnóstico; con el objetivo de detectar posibles Trastornos como el Trastorno del Espectro Autista o el Trastorno del Déficit de Atención con o sin Hiperactividad; para orientar al profesorado y derivar a algunos estudiantes con otros profesionales.

Compartí esta experiencia con otros voluntarios españoles y bolivianos que dirigen y participan en los proyectos, con los que algunos conviví y compartí alojamiento y a los cuales admiro por su compañerismo, trabajo y dedicación. Todos ellos hicieron magia para que, durante nuestra estancia, la casa de Los Alegres, de Ciudad Alegría ubicada en el Plan 3000, se convirtiese en una familia de verdad. Nos repartíamos las tareas; cada día nos turnábamos para cocinar y pudimos probar platos típicos bolivianos hechos con nuestras propias manos. Me Ilevo grandes personas de esta aventura y realmente espero poder seguir sumando experiencias en el futuro con todos ellos.

Gratitud. Marta Cacho Dueñas (San Cebrián de Campos, España 2023)

Gratitud. Marta Cacho Dueñas (San Cebrián de Campos, España 2023)

Querer resumir esta experiencia en unas líneas es muy complicado para mí, aunque si tuviera que definirlo en una sola palabra seria GRATITUD. Gratitud hacia el padre Nicolás y a todos los fraternos bolivianos y voluntarios que me han acogido como una más y me han hecho sentir como en casa.

Tantas sensaciones buenas me llevé en mi primer viaje que quise volver a repetir, cuatro anos después, esta maravillosa experiencia. En concreto han sido dos veces las que he estado en Bolivia: junio de 2019 y febrero de 2023.

En el 2019 estuve colaborando en dos proyectos: por la mañana iba al hospital Virgen Milagrosa del plan 3000, en el que ayudaba a la enfermera Elisabeth a tallar y pesar a los niños de la consulta de Pediatría. Por la tarde me dividía entre Mensajeros (un hogar de niños; yo colaboraba en las tareas escolares que los chicos tenían pendientes y hacíamos diversas actividades como ir a la piscina) y Comedores (un lugar en el que se brindaba apoyo escolar por las tardes durante el periodo académico).

Tras acabar mis estudios en España, regrese a Bolivia en febrero de 2023. Volvía dividir mi voluntariado en dos ámbitos: por las mañanas acudía al hospital, esta vez en calidad de ayudante de Medicina en las zonas de urgencias e internaci6n durante la epidemia de Dengue, y por las tardes asistí a las clases del cuarto curso del colegio Virgen de Urkupiña, ayudando a los alumnos en diversas materias escolares. Durante este mes también acudí en un par de ocasiones al Centro de Día de Adultos Mayores situado en la plaza de "El Mechero"' para elaborar  unas hojas de registro de parámetros de salud a cada uno de los beneficiarios. En esta ocasión aproveché también a viajar por el país: conocer el salar de Uyuni, el carnaval de Oruro y se me brindó la oportunidad de visitar la comunidad de El Carmen Rivero Torrez  junto a dos voluntarias más, en relación con uno de los tantos proyectos de la fundación.

En ambas ocasiones se me ha brindado la oportunidad de formar parte de esta gran familia, de aprender y sumergirme en la cultura boliviana, de crecer personalmente y de convertirme en mejor persona. Por ello, me siento infinitamente agradecida al padre Nicolás y a todas aquellas personas que forman parte de este proyecto, por hacer que mi estancia en Bolivia haya sido una de las mejores experiencias que he vivido y que viviré, de esas que te marcan para siempre. Segura volveré pronto de nuevo, porque una vez que vienes a Bolivia, te enamoras del país y de su gente.

Mi experiencia en Bolivia: resumen de mi diario. Laura Montes Colago (Granada, España 2022)

Mi experiencia en Bolivia: resumen de mi diario. Laura Montes Colago (Granada, España 2022)

Cuando piensas por primera vez en hacer un voluntariado sin previa información y formación, lo que crees que vas hacer es ir ayudar y a cambiar algo, pero lo que realmente no sabes es que es todo lo contrario, no vas ayudar a nadie y la que cambias eres tú, cambia algo dentro de ti tan profundo y tan fuerte que ya nunca volverás a ser la misma.

Empezando con mi experiencia, sin duda los días previos son caóticos llenos de dudas, miedos, incertidumbre, alegría; es una mezcla de todos los sentimientos y emociones que te puedas imaginar. Mi recomendación es que te dejes llevar y sientas todo, y aunque cuidado con el miedo, la experiencia es maravillosa y si algo me ha enseñado este viaje es que después de algo “malo” siempre viene algo mucho mejor.

En cuanto al proyecto, no te dejes llevar por primeras impresiones, en mi caso superó con creces todas mis expectativas. Yo tuve la suerte de elegir la fundación “Hombres Nuevos”, realizando mi servicio a la comunidad en el centro de día de personas mayores y dando apoyo escolar en el comedor de la alegría, no he podido ser más feliz. Sin duda, todas las personas que forman parte de Hombres Nuevos hacen que desde el primer día te sientas como en casa, para mí es mi familia boliviana. Por supuesto y no menos importante, tuve la gran suerte de coincidir en esta aventura con tres compañeras preciosas, Alba y mis Marías, gracias también porque no hubiese sido lo mismo.

En el centro de día las horas se me pasaban volando, cada día tenían algo nuevo que enseñarme. No puedo enumerar todo, pero me quedo con su humildad y su felicidad, esa forma tan bonita y tan fuerte de ver la vida. Y es cierto que no es más feliz el que más tiene, si no el que menos necesita. Daba igual su situación que si tenían algo no dudaban en compartirlo contigo. Esto también fue gracias a William que fue mi tutor y guía en toda esta experiencia. Sin duda gracias por todo ya que mi vida no volverá a ser igual y siempre recordare cada risa y cada momento con cada uno de ellos.

Las actividades eran muy variadas y lo que más me gustaba es que no eran impuestas, entre todas y todos decidían dentro de las posibilidades que hacer. Hicimos talleres de manualidades como hacer abanicos, coronas de flores para el día de los muertos, sus propios manteles; también jugábamos al bingo y a otros juegos como los dados, bailábamos y cantábamos y de las cosas que más les gustaban (y a mí también) el taller de cocina donde entre todas y todos cocinábamos platos muy ricos.

En el comedor de La Alegría al principio fue más difícil, ya que en mi caso los niños no es el colectivo que más me gusta y era mi primera vez. Pero poco a poco todo cambió, de repente ya era una más y cada día iba con más ganas. Cuento esto porque creo que es justo contar todo, lo bueno y malo, y en mi caso esta parte de mi voluntariado no fue igual que en el centro de día. Las actividades eran más cerradas, ya que principalmente lo que hacía era ayudarles en sus tareas escolares y reforzar en materias cuando hubiese tiempo, ya que eran las necesidades de ese momento. A pesar de todo gracias, porque esos niños y niñas me han ensenado a ser mas calmada, a tener mucha más paciencia y a volver a conectar con ese yo niña que tanta falta me hacía.

Me siento muy privilegiada de poder haber vivido esta experiencia tan bonita y enriquecedora. Gracias al ClCODE por la parte que le toca, pero gracias de verdad a todas las personas implicadas en esta vivencia tan especial y única en mi vida. Me ha encantado sentirme parte de Hombres Nuevos, y como dije al principio que aquí no se viene ayudar ni a salvar a nadie, pero sí hacer los días de esas personas un poco más bonito, así que gracias por dejarme hacerlo y gracias por hacerme a mí más feliz y mejor persona.

foto josemanuel

El espacio en el que he podido participar como voluntario es en el de las Comunidades Educativas. La labor de Hombres Nuevos ha sido enorme ya que “en 1990 la comunidad eclesial de base “Luz y Esperanza” levantó un diagnóstico y encontró que 62 chicas y chicos no iban a la escuela. Pusieron en pie, con 4 palos y una calamina, sin puertas ni ventanas, un aula para las 62 niñas y niños, que no tenían escuela. Hoy en Bolivia Hombres Nuevos ha ayudado a levantar más de un centenar de escuelas en donde más de 5.000 becas escolares han hecho posible que haya más de 5.000 profesionales con “vocación social” en el país, formándose a cambio de participar como voluntarios en tareas sociales.

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foto aida

Este verano he tenido la inmensa suerte de formar parte del programa de Aprendizaje y Servicio de la Universidad de Granada, cuyo convenio con la Asociación Hombres Nuevos me permitió quedarme dos meses en Bolivia. Muchas personas me han preguntado si mi estancia ha cumplido con mis expectativas, y es que yo en este programa de voluntariado esperaba encontrar un camino, la “prueba” de que he elegido la profesión correcta y de que me iría bien trabajando como cooperante expatriada. No obstante, lo que he encontrado supera con creces todo lo que hubiera podido esperar de esta experiencia. Como le contaba a mi familia tras volver a España, la Fundación Hombres Nuevos me ha hecho tres grandes regalos, que aquí refiero.

El primero fue una gran oportunidad profesional. Confiaron en mí para formar parte de uno de los proyectos de Comunidades Educativas, gracias al cual pude colaborar con el Colegio Virgen de Urkupiña impartiendo clases de apoyo extraescolar. En el centro la propuesta tuvo una gran acogida por parte de profesores y alumnos y se me brindó toda la ayuda que necesité para organizar las clases y llevarlas a cabo durante esos dos meses. Esperaba poder ayudar a los estudiantes a alcanzar un mayor rendimiento en clase, pero la realidad ha sido que yo he aprendido muchísimo más de ellos. Su cariño, sus ganas de aprender y mejorar y su infinita generosidad me conmovieron e hicieron que las horas con ellos se me pasaran volando. Además, aprendí mucho también del equipo pedagógico del centro y el apoyo constante que recibí desde la asociación me permitió crecer como profesional y reafirmarme en mi decisión de dedicarme al ámbito de lo social, puesto que formar parte de este proyecto me hacía absolutamente feliz.

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Elena Méndez Legarra y Borja De Pedro Sarasola (Burgos y Madrid, España 2022)

Elena Méndez Legarra y Borja De Pedro Sarasola (Burgos y Madrid, España 2022)

Somos Elena y Borja, de Burgos y de Madrid respectivamente, y en nuestro primer año de universidad decidimos colaborar con un proyecto en el extranjero con el que compartiéramos sus valores y su metodología. Cuando a finales de Marzo contactamos con la fundación Hombres Nuevos, no sabíamos aún lo mucho que íbamos a cambiar en tan solo un mes y medio, y lo mucho que luego echaríamos de menos todas aquellas personas que nos acompañaron.

Siendo aún estudiantes y sin ninguna formación profesional, lo único que podíamos ofrecer era entusiasmo, ganas de colaborar y de conocer su cultura. Desde la fraternidad de Hombres Nuevos en Santa Cruz nos abrieron las puertas y nos invitaron a pasar con ellos el tiempo que quisiéramos. Nosotros, impulsados por esta oportunidad única aceptamos, y antes de darnos cuenta estábamos ya en un avión rumbo al Plan 3000.

Desde el primer día, tanto Monseñor Nicolás Castellanos como sus fraternos nos trataron como a uno más y nos hicieron sentir como parte de su comunidad. Su hospitalidad durante toda nuestra estancia en Santa Cruz fue clave para que nosotros pudiésemos sentirnos cómodos y fue una gran motivación para dar nuestro máximo cada día. Al despedirnos nos dimos cuenta de que aquellos que habían empezado siendo compañeros de voluntariado, eran ya, amigos para toda la vida.

La fundación Hombres Nuevos, nos permitió conocer de primera mano sus diversos proyectos y nos dio la oportunidad de participar en todos ellos: Centros de enfermos mentales; Comunidades educativas para niños y niñas en riesgo de explotación laboral; Centros de día para personas de la tercera edad; Orquestas; Comedores sociales; Proyectos para el desarrollo del conocimiento de la lengua inglesa para niños y niñas de la zona. Fue este último en el que decidimos invertir la mayor parte de nuestro tiempo. Al estar los dos estudiando en una universidad anglosajona nos pareció que era el proyecto con el cual podríamos ofrecer más ayuda en nuestra corta estancia.

Las ganas de aprender de los alumnos, su ilusión, lo orgullosos que se sentían al ver que iban progresando y el cariño que nos daban a diario hizo de nuestras clases fuesen algo tan especial, que jamás olvidaremos. Fue tremendamente gratificante ver lo que habían avanzado gracias a su esfuerzo y dedicación.

En el centro de día de ancianos también pasamos gran parte de nuestro tiempo. Conectamos con aquellas personas que aun estando prácticamente olvidadas en su sociedad todos los días conseguían sacarnos una sonrisa y nos contaban como de agradecidas estaban con Hombres Nuevos.

Nuestro paso por Bolivia sin duda alguna ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Estamos inmensamente agradecidos con todos aquellos que nos guiaron y estuvieron con nosotros durante aquellas cortas 6 semanas y siempre estaremos deseando volver al Plan 3000 con Hombres Nuevos. Desde el fondo de nuestros corazones nos gustaría invitar a todos aquellos que les interese el proyecto a participar o contribuir en él, porque el trabajo que hace Monseñor Nicolás Castellanos y todo su equipo, que es, verdaderamente increíble.

Clara Fernández Gutiez (Palencia, España 2022)

Clara Fernández Gutiez (Palencia, España 2022)

Hola, soy Clara Fernández Gútiez de Palencia y durante 6 semanas tuve la oportunidad de conocer  una realidad  muy diferente a la que estaba acostumbrada y que me hizo crecer como persona. Todo comenzó con una charla con mis padres, un ánimo, nosotros estamos a tu lado, una búsqueda de información  y la posterior puesta en contacto con la Fundación Hombres Nuevos. Una vez aceptada la solicitud,  comenzó la preparación de mi viaje, de mi voluntariado, a una aventura que jamás pensé que sería así.

Mis primeros  días comenzaron con gran timidez y miedo, desconocía a la gente, pero con el paso del tiempo se convirtieron en una parte de mí, de mi día a día e incluso, podía considerar­ les  mi familia adoptiva. Me involucraron en la fraternidad como un miembro más, sin importar mis posturas, creencias, ideales. Los primeros días me enseñaron los lugares en los que esta­ ría, donde realizaría mi voluntariado con el que descubrí una faceta de mí que jamás pensé que podría existir. Mi idea previa al viaje y expectativa de él, era realizar mi voluntariado con niños debido a los estudios que me encuentro realizando en la Facultad de Palencia (Educación Primaria y Educación Infantil). Y pese a que a mi llegada eso era lo previsto, gracias a los apoyos de miembros de la fraternidad me animaron a probar nuevas experiencias con  las personas mayores en un centro de día. Al principio no me veía capaz, pero descubrí que sí lo era y acabé realizando mi voluntariado en un centro educativo, lo cual me hizo valorar la verdadera importancia de la educación y contrarrestarla con la realidad de España y con los mayores. Estos  últimos me demostraron el valor de la vida, las dificultades que esta presenta, pero lo importante que es una sonrisa y tirar hacia delante porque siempre hay que salir de todo ello, que se puede si nosotros lo creemos y que toda pérdida es una ganancia.

Mi pánico, miedo, incertidumbre comenzó a apoderarse de mí en el momento de emprender el viaje, pero sabía que la experiencia, el voluntariado y los valores que iba a adquirir iban a sobreponerse a todo ello, como así resultó ser.

Esta experiencia me ha enseñado a valorar, escuchar, creer, confiar, vivir, y sobre todo disfrutar de cada día sin importar lo que se tiene, lo que se pierde, vivir el ahora y aprovechar todas las oportunidades que nos brinde la vida porque no sabes cuándo regresarán ni si mañana podremos seguir viviéndolo y compartiéndolo con las personas a las que se quiere.

Por último, me gustaría dar las gracias a cada persona que forma parte de la fraternidad, y que compartieron mi día a día, a las que recuerdo cada día que pasa y que me han acompañado a lo largo de mi estancia, de mi camino en Bolivia, en Santa Cruz, en el Plan 3000 y en el Urkupiña. Así como los niños y mayores que me enseñaron a valorar lo que realmente vale la vida y merece la pena. Gracias Hombres Nuevos por brindarme esta oportunidad y gran experiencia, nos vemos pronto.

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Soy Ana, educadora social y estudiante de máster de cooperación. Este año he sido voluntaria con la beca del CICODE en Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia, con la Asociación Civil Proyecto Hombres Nuevos. Desde su fundación en los años 70, la Asociación se ha dedicado a crear escuelas, comedores, centros de días para adultos mayores (como los bolivianos y bolivianas se refieren a las personas ancianas), y hogares para niñas y niños de escasos recursos o con graves problemas familiares, entre otras cosas. Todo ello en el llamado Plan 3000, uno de los barrios más empobrecidos de la ciudad.

Antes de irte a cualquier lugar del mundo como voluntaria, obviamente te gusta informarte, ¿dónde voy?, ¿cuál es la situación política y económica del país, la ciudad, el barrio en el que voy a vivir durante este tiempo?, ¿qué puedo visitar?, ¿debo tomar alguna precaución? Pero todas estas preguntas no te las va a responder Google, es algo que tienes que experimentar en tus propias carnes, pues cualquier información que encuentres es subjetiva a la persona que la ha escrito.

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Después de terminar un máster de psicología en la Universidad de Granada y de formar parte de experiencias de voluntariado local, me decidí a solicitar una de las becas que ofrecía el CICODE en Bolivia. El proyecto se llevaba a cabo en Santa Cruz de la Sierra, una de las ciudades que presentan mayores desigualdades sociales.

Antes de volar a Bolivia, la organización Proyecto Hombres Nuevos nos dio una formación de aspectos tanto teóricos, como de otros más prácticos.

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Hola, soy Verónica y estudio Educación Social. Este año decidí animarme a realizar un voluntariado y mi destino ha sido en Santa Cruz, Bolivia, con la Fundación Hombres Nuevos.

Me decanté por esta Fundación ya que tiene vinculado al voluntariado la rama educativa y es en la que sentí que podía aportar y aprender más. Desde el primer momento tanto la Fundación como el CICODE nos ha ofrecido información, apoyo y resuelto todas las dudas, ya que cuentan con una gran experiencia.

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Después de haber realizado algún voluntario internacional, me decidí a probar con los propuestos por CICODE, con la gran suerte de recibir una ayuda para poder ir a Bolivia a realizar un voluntariado.

De entre todos los proyectos que se podían escoger me llamó mucho la atención el Proyecto Hombres Nuevos de Bolivia, estuve buscando información y preguntando a algunas personas que sabía que habían estado allí y opte por solicitar la ayuda para ese proyecto. No me equivoqué.

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Mi nombre es Miriam Torres y soy estudiante de Sociología en Granada. Decidí hacer este voluntariado, principalmente, para entender qué es realmente el altruismo e intentar poner en práctica todo aquello que había aprendido sobre Cooperación en mis estudios. Evidentemente, al principio me asaltaron muchas dudas, miedos e inseguridades; algo que también me hizo aprender algo de mí y mis prejuicios.

Elegí el Proyecto de Hombres Nuevos porque el contacto con la gente era lo que más me atraía de entre todos, además Bolivia era un país que no conocía en ningún sentido (geográficamente, culturalmente, políticamente, etc); por lo que pensé que la mejor forma de entender la situación que existe más allá de Occidente era de esta forma.

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Este verano he sido voluntaria en el Plan 3000, uno de los barrios más desfavorecidos del departamento de Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia. Los meses previos al viaje fueron muy intensos entre vacunas, charlas y papeleo. Una vez aterrizamos, todos los nervios desaparecieron.

Nada más llegar a Bolivia fui recibida por el Proyecto Hombres Nuevos, la organización con la cual iba a colaborar. El primer día ya pude conocer el impacto que esta fundación tiene en el barrio del Plan 3000, habiendo construido decenas de colegios, hospitales y comedores.

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Mi experiencia como voluntario se desarrolló en la ciudad de Santa Cruz, en el instituto 'Néstor Paz Zamora' en la zona del plan 3000.

Aquí tuve la suerte de trabajar como psicólogo con adolescentes de manera individualizada, semana tras semana, llevando un seguimiento de lo que fueron procesos terapéuticos. Casos de personas con los que comprendí que la realidad es más compleja y dependiente de más factores de los que hasta ahora me había planteado en mi vida en España. Personas que sufren y cuyas vidas difícilmente pueden mejorar, al estar sujetas a millones de hilos que conforman su triste y dolorosa realidad, en situaciones que superaban la ciencia ficción.

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foto6 ana

Siempre había querido realizar un voluntariado internacional. Después de muchos años buscando diferentes formas de irme y coincidiendo con mi primer año en la Universidad de Granada, descubrí las ayudas del CICODE para la realización de actividades de voluntariado internacional.

Al instante supe que esa era mi oportunidad y en ese momento comenzó mi aventura: un mes y medio colaborando con la Fundación Hombres Nuevos en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

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Resulta realmente difícil explicar tantas sensaciones, experiencias y emociones en un espacio tan breve como este. Lo cierto es que sabía mucho antes de partir que este voluntariado en Bolivia me gustaría y me enriquecería, y aunque las expectativas eran altas, estas han sido cumplidas con creces. No era ni mi primer voluntariado, ni mucho menos mi primera experiencia en América Latina, quizás por eso me resultó fácil adaptarme a mi nuevo hábitat rápidamente y en dos días sentía que ya estaba totalmente integrada en los dos centros que el Proyecto Hombres Nuevos de Santa Cruz de la Sierra tenía reservados para mí: apoyo y refuerzo escolar en una casa de acogida para chicos varones con problemas económicos y familiares, y en un comedor social autogestionado donde los niños/as del barrio del Plan 3000 realizan por las tardes actividades lúdicas y educativas tras la hora del almuerzo, el cual pueden tomar a un precio muy económico. Yo siento que me adapté rápido, pero también lo hicieron las niñas y niños del proyecto, que desde el primer día se mostraron cariñosos/as y abiertos/as conmigo y los demás voluntarios y voluntarias. Y, sobre todo, muy agradecidos/as. Constantemente te dan las gracias, ya sea con palabras o con sonrisas.

Toda ayuda es poca cuando se trata de ayudarles con las tareas de clase y desde el primer día quedan patentes dos cuestiones: las dificultades económicas y carencias afectivas influyen directamente de una forma negativa en su rendimiento escolar, y el sistema educativo boliviano tiene una serie de problemas estructurales que no favorecen el apoyo escolar de los que más lo necesitan. Y ahí es donde la asociación Hombres Nuevos hacía hincapié en la importancia del voluntariado: estábamos ahí para darles apoyo educativo, pero, sobre todo, apoyo afectivo y emocional, pues en muchos casos los niños y niñas del Plan 3000 lo que más necesitan es atención y cariño. Y te lo agradecen y devuelven con creces.

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Cuando pensaba en hacer un voluntariado internacional, tenía una idea distinta en mente. Imaginaba llegar a un país a aportar mi ayuda para mejorar la situación de su gente. Y no piensas en que en realidad lo que ocurre es un intercambio, donde una persona voluntaria aporta su trabajo, su tiempo, su esfuerzo, pero recibe enseñanzas, experiencias, cariño. Sin ninguna duda, la persona voluntaria recibe más de lo que aporta. Y en esta entrada no puedo hacer otra cosa que compartir toda la sabiduría que este voluntariado me ha brindado.

El aprendizaje más importante que me llevo en mi mochila es el agradecimiento. Las personas bolivianas se sienten afortunadas por poco que tengan y valoran el tiempo que los demás les dedican. De esta forma, no hay comida con bolivianos que no acabe en un gracias, solo por el hecho de compartir. Es una manera de valorar lo que tenemos.

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El 28 de junio del 2019 aterricé en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, concretamente, en una zona de la ciudad conocida como el Plan 3000. Allí llegué yo con una maleta llena de ropa y de ganas de conocer y aportar. Siempre nos dicen que intentemos no hacernos expectativas, pero para mí eso nunca ha sido tarea fácil. Los días de antes mi mente no paraba de pensar en cómo sería la gente, la calle, la escuela, etc. Sin lugar a duda, tres meses después, puedo decir que he superado con creces mis expectativas, que he vuelto renovada, con los ojos más abiertos que nunca y habiéndome dejado un gran trocito de mí allí.

Formé parte del Proyecto Hombres Nuevos, el cual se convirtió en mi familia. Me siento muy afortunada de haber convivido con ellos: fraternos, voluntarios y el Padre Nicolás. Me recibieron con los brazos abiertos, a los dos días yo ya me sentía como en casa. Me he empapado de Bolivia en toda su esencia, he intentado adaptarme a cada instante y formar parte de sus vidas. Y me di cuenta de lo bien que me había hecho a la vida de allí, cuando el día de vuelta, entre abrazos y maletas, yo no paraba de llorar.

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Para hacer mi mochila recolecté ropa de mis amigas que ya no usaban, eché mucho repelente antimosquitos, pero sobre todo, cargué mi mochila de ilusión… ¡me esperaba un mes y medio en Bolivia! Cuarenta horas nos separaban aun de Bolivia, pero en el trayecto tuvimos la suerte de conocer Bogotá, ¡qué pintoresca, cuanto color...! Anunciaba que estábamos en Latinoamérica. Pero más auténtico fue aún ese primer paseo, junto a una responsable del Proyecto Hombres Nuevos, en micro por el Plan 3000 (Santa Cruz de la Sierra). Nada de aceras, edificios y gente con prisas de un lado a otro... Allí todo confluía en la calle, animales, niños, ancianos, vencedores, artistas, taxistas, un barrio lleno de vida.

Durante los primeros días fuimos conociendo los distintos proyectos en los que trabaja la Fundación, entre los que se encontraba la Orquesta donde niños de 3 a 10 años aprendían a tocar un instrumento, el comedor social el cual acogía a un gran número de familias, el Hogar de Mensajeros, una residencia que alberga a niños con problemas familiares, el Centro de Día, donde personas cargadas de experiencia pasaban las mañanas y el Centro de Lajas, lleno de pacientes con historias turbulentas a sus espaldas.

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