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PREMIO PRINCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1998

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Siempre había querido realizar un voluntariado internacional. Después de muchos años buscando diferentes formas de irme y coincidiendo con mi primer año en la Universidad de Granada, descubrí las ayudas del CICODE para la realización de actividades de voluntariado internacional.

Al instante supe que esa era mi oportunidad y en ese momento comenzó mi aventura: un mes y medio colaborando con la Fundación Hombres Nuevos en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Una vez que nos comunicaron que estábamos seleccionados para la realización del proyecto, el CICODE y nuestra organización de acogida nos guiaron en todos los trámites previos: visados, vacunas, billetes de avión, etc. También recibimos por ambas partes una formación inicial que nos sirvió para despejar todas las posibles dudas que una experiencia como esta puede suscitar.

El miedo común de todos los voluntarios que he conocido en esta experiencia era el mismo, la incertidumbre. Pero todos esos miedos desaparecieron cuando vimos el cariño y la simpatía que nos regalaron todos los miembros de la organización. Este año era la primera vez que recibían tantos voluntarios al mismo tiempo y aun así la coordinación ha sido magnífica, nunca faltaba una fiesta en cada cumpleaños y en cada despedida o una visita cada semana para asegurarse de que todos estábamos bien.

Mi voluntariado ha tenido lugar en un colegio de educación primaria. Después de unos días de sondeo con los profesores y la directora decidimos realizar unas clases de refuerzo de lectoescritura para los primeros cursos de primaria. Debido al elevado ratio alumnado/profesorado no pueden satisfacerse las necesidades individuales de cada niño/a, en algunos casos las familias ayudan a suplir esas dificultades, pero la inmensa mayoría de las veces dichas necesidades se intensificaban hasta que el desfase educativo incapacitaba a estos alumnos/as a seguir el ritmo del resto de la clase.

Los avances no tardaron en manifestarse, se sentían cómodos con el ritmo de trabajo y eso hacía que reconectasen, que se sintiesen protagonistas de su proceso de aprendizaje y por tanto con ganas de seguir aprendiendo y mejorando. 

Ha sido una experiencia muy gratificante darles a esos niños una de las cosas que más les hace falta un poco de tiempo y mucho cariño. ¡Ojalá os animéis a poner vuestro granito de arena!