Skip to main content

PREMIO PRINCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1998

12.05.2020

Y DESPUÉS DEL CORONAVIRUS ¿QUÉ?

Creo que hay que pararse, pensar, reflexionar y tal vez diseñar otros comportamientos sociales y cambio en las políticas globales.

Así lo diagnostica y recomienda Arturo Sosa, General de los Jesuitas. La pandemia ha descubierto la crisis de humanidad, del tipo de sociedad en que vivimos y hemos llegado a considerar normal, nos ha descubierto las estructuras mundiales enfermas que hay que curar. Ahora podemos caer en la cuenta de los Millones de seres humanos desatendidos y que mueren sin ayuda humanitaria.

Llenar nuestra vida de humanidad en las cosas sencillas de cada día, aunar nuestro esfuerzo cotidiano para cambiar las estructuras de injusticia y desigualdad, descubrir que el bien común está por encima de todo y significa cuidar la salud y la economía y distribuir mejor la riqueza, reiniciar la producción de bienes, que incluya a “los descartados” y cuidar el medio ambiente. Lo cual implica proponer cambios significativos en el sistema económico, político y social dominante y finalmente, hacer de la historia, una historia de amor, que de eso, nunca se habla.

Puede ser una oportunidad para recuperar lo humano, para humanizar la economía, la política y hasta los mismos sacramentos, que se pongan al servicio de la persona, de la comunidad. En la Teología clásica, siempre se decía “Sacramenta Propter Homines”, los sacramentos eran para las personas.

Los inmunólogos advierten lo que ya dijo Bill Gates, que lo que a él le preocupa no es otra guerra mundial, sino un virus. Lo cual exige invertir más en ciencia, innovación para descubrir los puntos calientes de donde pueden salir nuevos virus.

Pero hay muchos puntos calientes a los que hay que poner remedio:

  • Las grandes desigualdades en la distribución de la riqueza y en servicios sanitarios.
  • Revisar el modelo actual de desarrollo. Parece interesante la propuesta del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. La cuestión climática es esencial. El cambio climático no se puede combatir con un virus. No es porque la contaminación ha disminuido y eso resuelve el problema. Es necesario que la recuperación no cometa los mismos errores que el pasado y al mismo tiempo, busque un desarrollo más inclusivo: Ahora se entiende que la desinversión en los sistemas de salud, la desinversión en los sistemas de protección social tuvo consecuencias trágicas. Por tanto, es necesario que cuando se relance la economía se haga una inversión mucho más significativa en los sectoressociales de la economía.
  • No se pueden olvidar las otras calamidades: Refugiados, inmigrantes, excluidos. El mundo ya no será igual después del coronavirus. Se necesita un sistema de gobernanza multilateral, según afirmó el secretario general de la ONU, Antonio Guterres. El multilateralismo no es solo en las Naciones Unidas, cada vez más necesitamos el multilateralismo en una red, todos debemos colaborar. Se debe trabajar de forma más articulada. Por tanto, es obvio que un sistema de gobernanza multilateral es más necesario que nunca. No es el momento de extremar los nacionalismos o de aumentar las expresiones de naturaleza xenófoba, ni cuestionar los valores de la “ilustración”.

Esto exigiría varias cosas:

  • Democratizar la ONU, creando un consejo económico y social, que regule la economía y los derechos humanos.
  • Afrontar la deuda  ecológica,  que  el  modelo  de  desarrollo  conjugue  la  armonía  entre productividad, naturaleza y estilo de vida. No se puede seguir agrediendo la madre tierra y guardar silencio por la arrogancia, prepotencia y el ansia de dominarlo todo (Jeromo Aguado, Agricultor ecológico).
  • Crear un fondo mundial, dando el 1% del producto mundial para satisfacer las cinco necesidades básicas: Alimentación, agua, educación, salud, vivienda.
  • En 20 años se podía terminar con la extrema pobreza. Basta con dar el 6% de la Renta, que sumarían 124 Mil Millones de dólares y con esa cantidad se satisfacen las necesidades básicas de 1.100 Millones de pobres extremos.
  • El filósofo holandés Rob Riemen, señala los peligros que nos amenazan, insiste en aprender de los errores cometidos y dar un giro a este maldito destino. Recuperar la verdadera democracia, basada en la dignidad humana, en los valores universales, vivir en la verdad, tener compasión, entender el significado de la belleza, dar el abrazo a la cultura y la búsqueda personal y colectiva de la nobleza de espíritu.

Lo malo es que los poderosos no tienen esa voluntad de cambio de la sociedad.

  • Las tecnologías no deben arrasar con los valores de la persona humana. No se pueden mercantilizar todas las esferas humanas. El filósofo Eric Sadin, afirma que nos dirigimos hacia la muerte del ser humano.
  • Cambios en la política global y en la economía. Diseñar una globalización alternativa: Una nueva arquitectura política, que consiste en poner orden en este desorden mundial: Justicia, igualdad, distribución y destino universal de los bienes y de la riqueza, defensa de los derechos humanos, búsqueda del bien común, derecho al trabajo digno y estable y cuidado de la ecología integral. El coronavirus es una desgracia, pero mucha más desgracia es la fatal economía que manda en nuestro mundo. Está organizada de tal manera, que sirve para que unos pocos acumulen riqueza, a costa del trabajo y del sufrimiento de los demás. Entonces, así se utiliza la economía, no para dar vida, sino para causar dolor y muerte, afirma rotundamente, José María Castillo.

Lo plantea abiertamente Juan Masía: Ojalá con la pandemia nos venga un colapso del sistema global comercial – financiero mundial que nos obligue a repensar y transformar las políticas y economías deshumanizadas y deshumanizadoras. Ojalá el inevitable colapso de los recursos sanitarios nos obliguen a repensar y rehacer la planificación de los presupuestos al servicio del bien común. Ojalá la crisis presente sirva para descubrir nuevas formas de conjugar lo global y lo  local,  más  humanizadoras, más solidarias  y también más  evangélicas. Puede  ser  una oportunidad para recuperar lo humano y poner tanto lo económico y político, como los sacramentos al servicio de las personas y no al contrario.

  • Es la gran oportunidad de la Iglesia, que sale, que se arremanga, que se embarra, para dar esperanza a todos, especialmente a los más pobres. “El día “después” de la pandemia hay que poner todas las fuerzas en un mundo nuevo, más justo, más solidario y sostenible”. Así se expresa un portavoz del dicasterio romano, para el servicio del desarrollo humano integral.
  • Se calcula que la pandemia del coronavirus, dejará unos 10 Millones de pobres en España. Creo que el servicio que tienen que hacer las parroquias, las diócesis es tener como acción prioritaria atenderles y socorrerles. Las parroquias sin dejar los sacramentos, pero superar esta fase de parroquia sacramentalista, tienen que convertirse en parroquias samaritanas, hay que recuperar y explicitar más que nunca, la tercera dimensión social y caritativa de la comunidad cristiana. Sin dejar de cuidar la dimensión espiritual, hay que refundar las parroquias desde la dimensión social. Que la parroquia se convierta en la casa común del barrio.

Es la oportunidad de oro para diseñar la Iglesia en salida, que va al encuentro de las víctimas de la pandemia y de la sociedad global basada en la desigualdad y en la injusticia. (José Manuel Vidal, Director de RD, 10 – 05 - 2020). En conclusión, después del coronavirus, es todo un reto y un desafío en el futuro.