09.05.2022
BOLIVIA PEOR QUE HACE 30 AÑOS
Llegué a Bolivia, a Santa Cruz de la Sierra, al Plan 3000 en 1992. Encontré una Bolivia acogedora, agradable, hospitalaria, comunitaria, sensible, religiosa. “Bolivia es un país maravilloso. Tiene muchos problemas, pero su pueblo es extraordinario. Yo me encuentro muy bien aquí”, así se expresaba Lucho Espinal. Eso sí, empobrecida. En el Plan 3000 entonces el 60% eran pobres y el 40% vivían en la miseria.
Este editorial de El Deber (7-XII-1997) refleja y describe lo que era la vida en el Plan 3000 y en los barrios periurbanos y, tal vez, en el mundo campesino: “Más allá del tercer anillo de circunvalación de la ciudad de Santa Cruz, se dan cuadros de estremecedora pobreza… Allí tropezamos con infinidad de viviendas de una fragilidad absoluta, de una estrechez impresionante y de una carencia completa de los servicios sanitarios elementales. La promiscuidad es aterradora… familias numerosas que comparten un miserable cuartucho, que viven en casuchas, en una especie de madrigueras donde se está reproduciendo un sub genero de individuos que apenas superna los niveles de la irracionalidad, que apenas consigue distinguir entre el bien y el mal. ¿Por qué alarmarnos por la multiplicación de violaciones de menores seguidas de muerte? ¿No son sus autores individuos embrutecidos que viven en el centro de la promiscuidad entre alcohólicos privados de toda razón y practicando el sexo casi a la vista pública, como animales de las más bajas escalas zoológicas?”
En Bolivia, se hablaba por entonces, de 1 millón de niñas y niños en edad escolar que no tenían escuela. Ciertamente, empobrecidos, pero honrados, sin tanto enfrentamiento y confrontación, sin tanta violencia: Feminicidios multiplicados, infanticidios, robos, atracos, bloqueos, paros, contrabando, vehículos robados, sin documentación... Entonces también se hablaba de trabajo informal, pero no llegaba al 60% y hoy supera el 85%, el más alto de América Latina. Solo 2 de cada 10 trabajadores se desempeñan en el sector laboral de la economía ¿Dónde está el Estado para fiscalizar la economía informal?
¿Y qué decir del narcotráfico que asola al país y es protegido, encubierto por las instancias superiores? De hecho, cuatro altos jefes policiales, en la gestión del presidente anterior, han estado en la cárcel. Siempre ha habido narcotráfico, pero nunca a las cotas que se ha llegado ahora.
El contrabando está arruinando la economía nacional. Leíamos en El Deber, que 6000 familias en Bermejo tienen la profesión del contrabando.
Es voz común el grado de degradación sistemática judicial que vive Bolivia. La justicia, más bien, injusticia, no es creíble, ni confiable. El pueblo que no tiene plata, se siente desprotegido y abandonado. No existe justicia, dejó de ser un órgano independiente y está sometido al gobierno de turno. Todo mundo comenta que nunca hemos tenido magistrados tan incompetentes, corruptos y sometidos al Gobierno. Todo mundo reclama instituciones judiciales, independientes, honestas, competentes, en el ámbito de una sociedad justa y democrática, en un estado democrático y de libertades.
Otra lacra es la que denuncia El Deber: “En Bolivia, los ataques, las amenazas, la censura y el hostigamiento por parte del Estado y las fuerzas progubernamentales atentan regularmente contra la libertad de prensa”.
Vivimos en una sociedad fragmentada, enfrentada, violenta, que refleja la confrontación de los políticos y el gobierno, que está creando una situación inviable de convivencia pacífica, en el marco de una Bolivia habitable para todos.
Es una pena que nuestra política no aplique la palabra inclusión, dejando a un lado las ideologías políticas y se dediquen para lo que les hemos elegido, empeñarse a trabajar y buscar el bien común. Así pensamos los que vivimos en el camino de los pobres y estamos demostrando que es posible y factible otra Bolivia, la Bolivia que soñamos todos, una Bolivia moderna, progresista, inclusiva, reconciliada, reconocida en todas sus identidades, democrática, donde los pobres salen de la pobreza y todos vivimos en paz y armonía.