15.01.2021
Voluntariado Internacional en tiempos de Covid-19: la cara más solidaria de la pandemia
Parece una obviedad, pero lo cierto es que es cuando hay problemas más necesaria es la ayuda. Los países en vías de desarrollo reciben cada año centenares de voluntarios y de voluntarias de todo el mundo que colaboran con organizaciones sin ánimo de lucro en labores de educación, infraestructuras, sanidad, etc.
El objetivo de todos ellos y de todas ellas es que esa ayuda deje de ser necesaria en un futuro breve. Acabar, entre otras cosas, con la pobreza, como así lo indican los Objetivo de Desarrollo Sostenible. Pero aún no ha llegado ese momento y, aunque no falten ganas, la Cooperación Internacional, como todo, se está viendo frenada (cuando no detenida por completo) a causa de la pandemia provocada por el coronavirus.
Sin embargo no todo es negativo. Contamos con el testimonio de personas que han prestado su voluntariado sobre el terreno que con su acción desinteresada y solidaria, ponen en valor la acción voluntaria y esa, por el momento, temporal “falta de manos”, nos anima a compartir sus experiencias y a visibilizar en nuestra sociedad el impacto que generan.
Como Carmen Martín Fernández, voluntaria en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) de la mano del Programa de Voluntariado en Cooperación para el Desarrollo de Empleados Públicos de la Administración de la Junta de Castilla y León, que entre otro aspectos, posibilita que empleados públicos puedan conocer in situ el desarrollo de las acciones de cooperación en países empobrecidos llevadas a cabo por ONGD, en este caso, por la Fundación Hombres Nuevos en Bolivia.
Carmen estuvo en Bolivia prestando su voluntariado en el marco de este Programa. Llegó a Santa Cruz de la Sierra el pasado 5 de marzo para colaborar en el Hogar que alberga a niños y niñas de las familias que trabajan en la recogida de la caña de azúcar, que Hombres Nuevos gestiona en el municipio de Montero en el Departamento de Santa Cruz. Su acción voluntaria se centró en ofrecer apoyo escolar y en acompañar a los niños y a las niñas a la escuela y de recogerlos de vuelta al Hogar.
Su estancia en Montero coincidió con el estado de alarma también en Bolivia, lo que le permitió ver y conocer de primera mano las necesidades de la población local. “La gente no se podía permitir el confinamiento porque allí viven de lo que logran vender en el día”, relata Carmen tras su experiencia.
Su voluntariado se vio alterado por las limitaciones y restricciones de movilidad decretadas por las autoridades locales, lo cual no fue un impedimento para que Carmen pudiera, una vez que pudo ser reubicada en la casa principal del Socio Local en el barrio Plan 3000 en Santa Cruz de la Sierra, aportar su experiencia con actividades no previstas en un principio y que fueron de gran ayuda.
A pesar de las dificultades y de la incertidumbre en el tiempo que permaneció en Bolivia hasta su repatriación a España a finales del mes de marzo, Carmen Martin explica que “la gente con la que estuve fue encantadora y nunca me faltó nada”. “Fue una muy buena experiencia, que realmente te aporta mucho como persona. Sin querer acabas comprometiéndote aún más respecto a las expectativas con las que vas”, afirma al hablar de esta experiencia de voluntariado, “del que he aprendido a convivir, a comprender, a aprender y a construir con ellos”.