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PREMIO PRINCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1998

20.12.2021

LECTURA CREYENTE  DE LA NAVIDAD - 2021

Damos con gozo la bienvenida a la Navidad-2021, tiempo renovado e innovador, tiempo de esperanzas, tiempo de utopías y sobre todo tiempo de las sorpresas de Dios: “Os anuncio una gran alegría: Hoy os ha nacido el Salvador del mundo".

Y tiene razón el Ángel: Solo el proyecto de humanización de Jesús de Nazaret puede sanar esta humanidad enferma.

Jesús entra en la historia, como los últimos de la vida, sin casa, ni medios para vivir. Viene a este mundo careciendo de lo más elemental, en la más radical pobreza, marginación y exclusión. Les rodean animales. Solo los ángeles pregonan: Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.

Empieza en la historia una nueva primavera, se estrena en la historia una historia nueva, inédita. La historia da un vuelco. Y por eso se impone hacer una lectura creyente de la Navidad, de la experiencia cristiana, como nos lo está pidiendo el obispo de Roma, Francisco.

Señalo apenas un perfil. El primer elemento de una lectura creyente de la Navidad estriba en adoptar actitudes nuevas, convertidas, que consisten no en querer subir o ascender, sino bajar, como hizo Jesús, bajar al reverso de la historia, donde están los pobres, los excluidos de la cultura del descarte, hacerse cómplice de los que no tienen, de los excluidos. Lo cual supone un cambio de valores, porque la alegría, la felicidad se encuentra dónde está lo más entrañablemente humano (Un niño en pañales y por compañía animales).

Solo el proyecto de Jesús puede remediar los males, la enfermedad de esta humanidad doliente.

Entonces la lectura creyente de la humanidad hoy es descubrir el verdadero sentido de la Navidad, que hace presente a Jesús, nacido pobre en Belén, en el afán de cada día, que se traduce en celebrar y disfrutar de la vida, en ser solidarios, en caminar juntos, resistir juntos, tanto en el SER, como en el compartir y en el darnos, porque somos vulnerables, limitados y vivimos en un mundo sembrado de desigualdades y de injusticias sociales.

Jesús quiere que la Fiesta llegue a todos, que a nadie le falte lo suficiente para vivir con dignidad (justicia): Educación, reconocimiento, salud, libertad, alimentación, agua, techo, trabajo, tierra.

Atentos al relato de Lucas 2,1-14, una lectura creyente de la Navidad nos exige tener en cuenta la ética del cuidado, repensar la justicia social, redescubrir el sentido de la vida y vivir en esperanza.

La ética del cuidado nace de la vulnerabilidad, finitud, del límite humano y se entiende, como solicitud, premura, coparticipación, complicidad y responsabilidad hacia la mujer y el hombre empobrecido o descartado, que se nos encomienda y necesitan atención física y espiritual. Francisco aplica aquí un remedio universal: La fraternidad y la amistad social.

Se impone hoy repensar la justicia social como nos indica el obispo de Roma. Podemos hablar de una nueva justicia social. Asume que la tradición cristiana nunca reconoció como absoluto e intocable el derecho de la propiedad privada. Y siempre subrayó la función social en cualquiera de sus formas. Para San Agustín la propiedad privada era un mal menor.

El derecho de la propiedad privada es un derecho natural secundario derivado del derecho que tienen todos los nacidos del destino universal de los bienes creados.

No hay justicia social que pueda cimentarse en la inequidad, que supone la concentración de la riqueza. El compromiso incondicional que se desprende de los dichos y hechos de Jesús es hacernos cargo, cargar y encargarnos del dolor del otro y no resbalar hacia la cultura de la indiferencia.

Esta solidaridad implica luchar contra las causas estructurales de la pobreza, de la desigualdad, de la falta de las tres "T": Trabajo, Techo, Tierra. Y concluye Francisco, "no olviden que la solidaridad es un modo de hacer historia" (Francisco a  los jueces africanos y americanos, 30-11-2020).

En consecuencia, la lectura creyente de la Navidad en la dirección que vamos exige vivir en esperanza, en medio del dolor, de la oscuridad, de la incertidumbre y de la muerte. Cuando decimos esperanza, no solo es esperar un mundo mejor, es sobre todo una mirada consciente, lúcida, responsable, sobre el presente, que lo llena de significados, de otros horizontes y sentidos. Es como una semilla de otro futuro, de otro modo de virtualidades donde no faltan las sorpresas de la vida y de Dios.

Esta lectura creyente de la Navidad 2021 nos lleva a descubrir el sentido pleno de la vida, desde el proyecto de humanización de Jesús de Nazaret. Otro modo de ser, de estar en la vida, de pensar, de actuar, de soñar y de vivir.

Esta es la Navidad que vivimos en Hombres Nuevos y que compartimos en el 2022 contigo.