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PREMIO PRINCIPE DE ASTURIAS DE LA CONCORDIA 1998

05.08.2023

ÁNGEL AGUADO MARTÍNEZ APASIONADO DE JESÚS DE NAZARET HOY

La muerte y Pascua de nuestro querido hermano sacerdote Ángel Aguado, natural de San Cebrián de Campos (1953), Doctor en Teología Pastoral por Lovaina y Salamanca, nos deja consternados y esperanzados.

Sintonicé con él desde mi llegada de obispo a la Diócesis de Palencia en 1978. Pastoreaba, junto con Jesús Diez, amigo inseparable, la unidad pastoral de Villalba de Guardo, aplicando con sabiduría y entrega las coordenadas del Concilio Vaticano II (1965).

Intuyeron los dos el despertar auroral del Concilio, la vuelta al Evangelio, la novedad de ser sacerdotes, con olor a oveja, del obispo de Roma, Francisco,  en una sociedad en cambio.

Era una delicia asomarse a aquella unidad pastoral, renovada y alentada en el Espíritu e inspirada en el proyecto de humanización de Jesús de Nazaret.

Después de una consulta eclesial es propuesto y elegido Vicario Pastoral de la Diócesis de Palencia. Antes había sido Delegado de Zona del Brezo, Delegado de Pastoral Rural, Consiliario Nacional del Movimiento Rural de Acción Católica y responsable del equipo de la Delegación Diocesana de Pastoral Rural.

Sucedió en la Vicaría de Pastoral al sabio y profético Donaciano Martínez Álvarez, el gran gestor y animador de la Renovación Pastoral de la Iglesia particular de Palencia.

Con espíritu y mística y preocupado por hacer presente a Jesús en la nueva cultura y sociedad en cambio, continúa los procesos de renovación, adelantándose a la inspiración y reforma profética del obispo de Roma, Francisco.

Junto con Jesús Diez, iniciaron aquella lúcida pastoral de opción por los pueblos pequeño, cuando se vivía la gran deserción del mundo rural.

Más tarde, se da cuenta que hay que evangelizar desde la promoción integral de TODO el hombre y de TODAS las mujeres y hombres, allí donde existe población. Y así asume la parroquia urbana de Villamuriel de Cerrato. Ángel, atento a los signos de los tiempos, acusa una sensibilidad especial por los emigrantes y cuida todas las áreas sociales y pastorales de la comunidad cristiana, incluida la Pastoral Educativa, que ejerce en el Instituto de Bachillerato con unos resultados sorprendentes. Así lo testimonia la Corporación Municipal, declarando tres días de luto con las banderas a media asta. Así reconocen su ingente labor evangelizadora y su presencia humana y liberadora en toda la comunidad, especialmente con los más marginados.

Con su muerte, perdemos a una persona significativa en la Diócesis de Palencia. “Una persona buena, auténtica, humilde, campechana, humana y humanista, solidaria, empática, luchadora, comprometida y que ha dejado una profunda huella, haciendo el bien por donde ejerció el sacerdocio”, así se expresa el ex alcalde de Palencia, Heliodoro Gallego y yo añado, una persona, testigo del Reino, preparada, competente, profeta en la misión que le encomendó Jesús.

Ángel era un creyente convencido y preocupado por hacer presente a Jesús en la nueva sociedad, en los nuevos tiempos, en la Iglesia Sinodal, moviéndose con alegría en la interculturalidad e interreligiosidad. Así lo testimonia Eduardo Gutiérrez Pérez: “Querido amigo Ángel, vuela como un ángel, pero siempre quedará tu recuerdo y nos cuenta, ayer domingo tuve el honor de participar en un acto cultural de primer orden, organizado por la Parroquia de Villamuriel, con su párroco a la cabeza, Ángel Aguado Martínez, en un marco incomparable, convertida ayer para la ocasión en un gran escenario cultural, en la Iglesia Santa María la Mayor de la localidad cerrateña… el acto terminó con un soberbio concierto de Amancio Prada, “la voz descalza”, el cantautor leonés sorprendió por su impecable participación puesta en escena y por la fuerza de su voz”.

Ángel, siempre amigo y asociado a Chuchi, intuyeron las nuevas presencias de la Iglesia en las diversas culturas. Un hombre tan sano, un creyente tan convencido, un pastor con olor a oveja, encarnado en el mundo rural, en el mundo urbano, sensible al mundo marginal de los emigrantes, profeta de la Iglesia del mañana, un amigo tan entrañable no puede morir. Ciertamente lloramos su muerte y celebramos su resurrección.

En la Pascua de Ángel, no podemos menos de agradecer a Dios, el don que ha sido para todos nosotros: Familia, diócesis, región del Duero, mundo rural, emigrantes, América Latina...

Es muy estimable, amigo Ángel tu aporte a la Pastoral Rural y Urbana, como muestran, a pesar de tu enfermedad los talleres de Pastoral Rural, impartidos en la Diócesis de Palencia y en la región del Duero.

No puedo menos de referirme a tu espíritu misionero expresado en tus viajes y presencia docente en Cuba y en Perú.

Visitó el Proyecto Hombres Nuevos y dejó su huella en la Fraternidad y Proyecto Hombres Nuevos. En un momento de crisis, su presencia fue como una caricia de Dios. Llegó a nosotros, convivió con nosotros, conoció la bondad de Hombres Nuevos y nos hizo una lectura teológica de la Fraternidad y Proyecto Hombres Nuevos. Descubrió la mística de la Fraternidad y la magia del Proyecto Hombres Nuevos. Ángel, además de amigo, ha sido el teólogo de la Fraternidad y Proyecto Hombres Nuevos.

Tus intuiciones y visiones pastorales merecen ser analizadas y aplicadas en esta Iglesia sinodal, en la que estabas integrada con alegría, pero también, por otra parte, en esta Iglesia envejecida y cansada.

Un signo del amor de Dios hacia ti, queda expresado en el amor multiplicado de hermanas y hermanos, como te ha demostrado la multitud de personas creyentes y no creyentes que te han despedido y rendido homenaje en tu última hora.

Jesús nos dijo que al final seríamos examinados por lo que habíamos hecho por los demás. Tú como testigo del Reino, llegas a la casa del Padre con las manos llenas de un buen samaritano.

Descansa en paz, amigo Ángel Aguado Martínez, sacerdote de Palencia.